TRAMPAS MANIPULACIÓN Y DIVISIONISMO: LA ESTRATEGIA DE CEPEDA SALAS
Eduardo Grajales
Ante la pérdida de representación con las bases magisteriales de todo el país, la actual dirigencia del SNTE le está apostando al divisionismo y a la trampa para ganar los procesos electorales seccionales que comenzaron en los últimos meses de 2021.
Conscientes de que los números no le dan, el charrismo sindical ve en la diversidad de las organizaciones magisteriales democráticas y la falta de liderazgos que logren unificarlas, la oportunidad de seguir imponiendo sus cacicazgos mediante el uso faccioso de las cuotas sindicales, acuerdos con autoridades educativas con las que condicionan algunos derechos y prestaciones laborales, entre otros apoyos a las y los maestros que no están convencidos de su legitimidad, entre otras artimañas.
Esta situación ha quedado evidenciada y ha sido el elemento que ha destacado en todos los procesos electivos que se han realizado hasta ahora, donde ha quedado de manifiesto la inconformidad por las imposiciones, pero también la nula participación de las autoridades laborales que están eludiendo tomar cartas en el asunto.
Sabedores de que la división no representa una garantía de triunfo y con la permisibilidad de las autoridades laborales, el charrismo oficial le sigue apostando a torcer la ley electoral: nombrando y condicionando a las autoridades electorales, elaborando convocatorias a modo y, obstaculizando a toda costa a candidatos que han integrado planillas competitivas, ya sea por amenazas o presiones administrativas.
Baja California Norte y Yucatán son el mejor ejemplo. Dos candidaturas fuertes de las planillas contrarias al oficialismo, con todas las condiciones de obtener el triunfo sucumbieron ante esta realidad que impera ya en las secciones próximas a renovarse.
Este panorama que se pensaría es la excepción a la regla, resulta ser la dinámica en todo el país, pues múltiples denuncias públicas de maestros aspirantes a un cargo sindical pululan en redes sociales y medios de comunicación dando cuenta de estos intentos de avasallar en las elecciones seccionales.
Recientemente un aspirante del norte de la república convocó a conferencia de prensa para denunciar que el charrismo sindical rasuró e infló el padrón electoral magisterial donde acusó, “hasta los muertos salieron a votar”.
Este escenario cobra sentido y da cuenta de la espiral de deslegitimación hacia la actual dirigencia del SNTE, al revisar los últimos resultados electorales de las elecciones del SNTE y que el articulista, Julio Hernández Navarro, deja claro en su columna.
Dice el periodista que en la sección 25, de San Luis Potosí el charrismo consiguió 16 mil 502 votos, mientras que las otras seis planillas 19 mil 311; en la 24, de Querétaro, la afín a Cepeda obtuvo 5 mil 443 votos, mientras que sus antagónicas 7 mil 115; en la 57 de Yucatán, 2 mil 825 votos, contra 3 mil 188 votos de los opositores; en la 27 de Sinaloa 14 mil 417 contra 15 mil 820, mientras que en la 37 de Baja California logró solo 6 mil 299 sufragios.
Esta radiografía preocupa a la dirigencia actual del SNTE y es evidente que tarde o temprano los números del poco respaldo con que cuenta Cepeda Salas generarán escozor en la cúpula presidencial que hasta ahora está vigilante del proceso de democratización sindical, el cual con la elección sindical en PEMEX ya sentó un precedente negativo para la opinión pública y seguramente no querrán repetir la lección.
Docente y articulista