VIOLENCIA SOCIAL Y SU RESONANCIA EN LAS ESCUELAS
VIOLENCIA SOCIAL, Y SU RESONANCIA EN LAS ESCUELAS
Eduardo Grajales
Los datos que arroja el Consejo Ciudadano Mexicano en torno al fenómeno de la violencia escolar en las escuelas es verdaderamente preocupante. Las cifras ya no se limitan a estudiantes agredidos o afectados emocionalmente, ahora se trata de niños, niñas y adolescentes que están muriendo víctimas de la violencia escolar.
De acuerdo al organismo, en 2023 hubo un aumento del 58% en los casos de bullying, y de estos un 50% se dio en secundaria; 17% en primaria, y ahora ya se registró un 6% en el nivel preescolar, lo que revela varias fallas a nivel social y gubernamental y la incapacidad que hemos tenido como padres y maestros en la contención y orientación hacia una cultura de paz a miles de niños, niñas y adolescentes.
Desde la norma educativa, queda claro qué los dispositivos legales y demás protocolos que se han establecido para combatir el flagelo están superados, y no por su inefectividad si no por su desconocimiento y la incapacidad de materializarlos en la realidad escolar donde se está proyectando el deterioro de la misma sociedad.
Ante ello, analistas siguen sugiriendo la necesidad de crear nuevas legislaciones, sin embargo, el problema no es ya un asunto de leyes, sino de formación de comportamientos éticos y gestión de emociones en las infancias y adolescencias, tanto en la escuela como en la casa.
Por tanto, urge reflexionar sobre cómo se está construyendo la arquitectura emocional de estos miles de nuevos ciudadanos, tarea prioritaria de padres y madres que, ante la agobiante dinámica laboral y sumado el estrés desatado por la economía, están desatendiendo las emociones de sus hijos, y la contención que requieren para crecer armoniosamente.
Es común observar a muchos papás que, con la finalidad de descansar por el agobio laboral, dejan en manos de tabletas y celulares la educación de sus vástagos, lo que resulta preocupante si tomamos en cuenta que el impacto de Internet y las nuevas tecnologías, son un aspecto poco diagnosticado y reflexionado en el ámbito educativo.
En esta lógica educacional, es prioritario encontrar nuevas vías de solución a la triste realidad, pero ahora desde y para el magisterio, donde existe también una visible desorganización respecto a la seguridad de las escuelas.
Para ello, es adecuado que las y los maestros conozcamos los protocolos preventivos y correctivos de las violencias escolares. Realicemos diariamente una observación profunda en la dinámica de los comportamientos de las y los estudiantes, y llevemos a cabo una acertada intervención pedagógica que contribuya a la resolución pacífica de los conflictos dentro y fuera de las aulas y, sobre todo, a una digna gestión de las emociones en el sector estudiantil.
Lo anterior resultará en que las autoridades educativas deban analizar también las consecuencias de la sobresaturación en la matrícula escolar, ya que es evidente que un maestro no tiene ni tendrá la capacidad de tener un acercamiento íntimo como se propone en la teoría oficial (véase la Nueva Escuela Mexicana) con cada estudiante si tiene que, a tender, hasta a más de 40 alumnos en algunos casos.
Por lo anterior, el escenario descrito en los datos del Consejo Ciudadano y que se expresa brutalmente en las impactantes imágenes de la violencia escolar que circula en las redes, nos obliga a repensar de qué manera estamos resolviendo los conflictos y las diferencias en nuestros entornos (casa, escuela, calles), pues hasta ahora es evidente que, en lo laboral, económico y político, la violencia siempre está presente y en sus múltiples expresiones; y en esta actualidad la caja de resonancia de la violencia desatada están siendo las escuelas.