INSTITUCIONES BANCARIAS CON LICENCIA PARA ROBAR
INSTITUCIONES BANCARIAS, CON LICENCIA PARA ROBAR
Eduardo Grajales
¿Cuántos usuarios de tarjetas de crédito hemos sido sorprendidos por cobros de movimientos que jamás hicimos? ¿Cuántas veces hemos reclamado a de manera infructuosa la cancelación de los mismos, después de soportar largas esperas al teléfono, y de lidiar con supuestos asesores que nos dejan con más dudas que respuestas?
Pues bien, para tener una radiografía de estas escenas comunes en nuestro país, la Comisión Nacional de Servicios Financieros (CONDUSEF) ha dado a conocer que esos famosos cargos por comisiones no reconocidas, acumulan ya un total de 85 mil 700 quejas tan solo de enero a marzo de 2018 en contra de instituciones financieras que, derivado de una normatividad laxa en materia financiera y del poder político y económico que aquellas han acumulado, prácticamente gozan de licencia para robar, ¡Así, como se lee!
Lo increíble de todo esto es que, dichas quejas representan ni más ni menos que la onerosa cantidad de 218 millones de pesos, de los cuales los bancos solo han abonado un total de 25 millones de pesos a sus clientes que se han quejado, es decir tan solo el 13%.
Pero el asunto no queda ahí, la CONDUSEF dio a conocer también que, por concepto de cobro de comisiones, en 2017 la banca múltiple obtuvo más de 108 mil millones de pesos; saldo que representa un incremento del 12% en comparación con 2017.
De esta manera se observa que el cobro de comisiones y de las anualidades de las tarjetas significa para la banca privada casi el 55% de sus ingresos anuales, 30% y 25%, respectivamente. Según la estadística de Condusef, “58% de las comisiones que cobró el año pasado la banca comercial corresponden a productos de crédito, 39% a productos de captación y 3% a servicios”, señaló hace unos días en una entrevista Mario Di Costanzo, titular de CONDUCEF.
Es evidente que esta situación refleja muy bien la permisibilidad de las leyes financieras en México, el abuso de las entidades financieras y la conducta oportunista de los banqueros al aprovecharse de la difícil situación que enfrentan millones de mexicanos, ante el incremento incesante de los precios de los alimentos, combustibles, medicamentos, transportes, entre otros.
Las únicas opciones que nos queda a los usuarios de servicios financieros, es cultivar nuestra educación financiera, planificando y observando cada gasto emitido desde las tarjetas de crédito y denunciar este tipo de prácticas reprobables y evidenciarlas. Y en última opción, evitar en la medida de nuestras posibilidades no recurrir a los créditos en cualquiera de sus modalidades.
Ojalá que, en este nuevo paradigma de la política, los responsables de la Hacienda de nuestro país establezcan políticas financieras más equitativas, y que si no logran disminuir la carga de intereses que las entidades financieras cobran por sus servicios, por lo menos les impongan reglas y sanciones más claras y duras a quienes abusen de la miseria económica de millones de mexicanos.
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